Cuando yo era joven y libre y mi imaginación no conocía límites, soñaba con cambiar el mundo. A medida que me fui haciendo mayor y más prudente, descubrí que el mundo no cambiaría, de modo que acorte un poco la visión y decidí cambiar solamente mi país.
Pero eso también parecía inamovible.
Al llegar a mi madurez, en un último y desesperado intento, decidí avenirme a cambiar solamente a mi familia, a los seres que tenía más próximos, pero ¡ay!, tampoco ellos quisieron saber nada del asunto.
Y ahora que me encuentro en mi lecho de muerte, de pronto me doy cuenta: "Sólo con que hubiera empezado por cambiar yo mismo", con mi solo ejemplo habría cambiado a mi familia.
Y entonces, movido por la inspiración y el estímulo que ellos me ofrecían, habría sido capaz de mejorar mi país y quién sabe si incluso no hubiera podido cambiar el mundo.
Anónimo.
Extraído de Sopa de pollo para el alma, Jack Canfield & Mark Victor Hansen.
Tenia toda la razon,cuando tu cambias,inexplicablemente,todas las personas que te rodean cambian...y es maravilloso darte cuenta que un simple cambio de actitud,un simple gesto o una simple palabra cambia toda la percepcion del mundo tanto tuya como de quien te rodea.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo Elsa. A veces, nos empeñamos en cambiar nuestro entorno, cuando dando un simple paso hacia otro lado, podemos hacer que el punto de vista cambie, y conseguir con ello resultados totalmente diferentes.
ResponderEliminarPero nos enfocamos una y otra vez en el resultado, sin darnos cuenta de que tal vez, actuando sobre nosotros mismos, sobre el observador, consigamos cambios mucho más potentes.
Bonita reflexion y totalmente de acuerdo, a veces solo tenemosque reflexionar hacia nuestro interior y vernos como estamos, como nos sentirmos y que podemos hacer para sentirno bien con nosostras mismas y ver que con una simple sonrisa, un simple gesto se pueden cambiar muchas cosas, muchas situaciones y no empeñarnos en cambiar a los demas.
ResponderEliminar