martes, 25 de septiembre de 2012

Testimonios

Adjuntamos algunos testimonios de participantes en la pasada edición de Escuela de Familia.
Nos planteábamos la posibilidad de resumirlos, pero por respeto a las personas que lo han escrito y que nos han dado su permiso para publicarlos, hemos decidido dejarlos tal y como fueron redactados. 
Si bien es cierto que esto supone una mayor extensión, también es verdad que hemos sido incapaces de quitar una sola palabra, puesto que cada una de ellas, nos ha llegado al corazón, y nos ha emocionado profundamente.

Por motivos obvios de confidencialidad, hemos sustituido los nombres por las iniciales.

Muchísimas gracias por vuestras palabras.




En la escuela de familia nos surgen preguntas más importantes que las respuestas. ¿Por qué tiene que ser así?, ¿puede hacerse de otra manera? Para mí fue una gran satisfacción el poder cuestionar y pensar cómo quiero que sea mi vida familiar, en lugar de buscar una respuesta.
L., A. y N.

Escuela de Familia ha aportado más felicidad a mi familia, porque hemos aprendido que hay otros caminos de educar a nuestro hijo, un camino donde mi hijo es una  personita que tiene sus opiniones, que forma parte de las decisiones que conciernen a la familia (está claro que no de todas, hay cosas que sólo conciernen a los adultos), y que sobretodo es escuchado.
Hemos aprendido a ver a nuestro hijo de otra forma, no como un niño que no entiende y que es “demasiado pequeño” para saber eso. Desde que entramos en la Escuela de Familia, le explicamos las cosas, razonamos con él y tenemos en cuenta sus decisiones. Él por su parte ha aprendido que todas sus decisiones tienen consecuencias y debe aceptarlas, sabe que puede preguntarnos sobre lo que quiera y que se lo explicamos de la mejor forma posible (si me llegan a decir hace un año que iba a hablar, con naturalidad, con mi hijo de 3 años sobre la muerte, sobre cómo se hacen los niños, enseñarle por dónde salió él…, les habría dicho que ya lo haría cuando fuera mayor…)
Estamos trabajando en cambiar los gritos, por los “vamos a hablar”; los “este niño me tiene harta” por los “explícame porque te comportas así ¿Qué te pasa?”. En definitiva, a tratar a nuestro hijo como nos gusta ser tratados a nosotros. A veces, se nos escapan los gritos, pero hemos aprendido que no pasa nada por pedir “perdón”  a un niño.
Hemos aprendido a ser un todo, no sólo unos padres y su hijo. Hemos aprendido que si queremos que lo que nos rodea cambie, primero debemos cambiar nosotros mismos.
Eso a nivel familiar, a nivel personal he aprendido que lo que te pasa de pequeño marca tu personalidad adulta, que hay que aceptar lo que has vivido y conocerte a ti misma para poder ser feliz. Que no puedo exigir a los demás lo que no me exijo a mí misma.
También me he dado cuenta que hay muchas cosas de mi pasado, que ya que no puedo cambiarlas, debo aceptarlas y guardarlas sacando siempre la parte positiva. Que la vida pone gente en mi camino, pero sólo yo decido quién sigue el camino conmigo.
Y por último, me ha aportado un grupo de amigas donde sé que puedo hablar de cualquier cosa con total confianza; donde no se juzga a nadie, donde los abrazos y los besos son espontáneos, donde sé que mis lágrimas siempre encuentran comprensión y consuelo.
Seguro que se me olvidan cosas y podría rellenar muchas hojas detallando lo que me aporta la escuela, pero se puede resumir en que me ha aportado felicidad y me ha enseñado una nueva visión de esos “locos bajitos”.
V., P. y D.




Cuando Yolanda propuso crear la escuela de familia al principio me encantó la idea y le dije que cuente conmigo, mi hijo estaba pasando por un momento de rebeldía, pegaba, en el cole lo castigaban y a mí me preocupaba muchísimo, con el paso del tiempo el niño cambio completamente y dije “ya pasó gracias a Dios!!!” por lo que decidí no acudir a la escuela de familia. Mi respuesta fue “yo no lo necesito!!”

Con el paso del tiempo el niño volvió a sus andadas y yo estaba desesperada creía que me iba a volver loca y comenzaba hacérselo ver a él, hasta que una mami me dijo ven a la escuela de Yolanda que te va hacer bien, pero yo con mi orgullo de madre no quería asumir que necesitaba ayuda. Pensaba  que como la vez anterior se le había pasado esta vez ¿por qué no iba a ser diferente? Mientras que la mami del cole me veía preocupada e insistía que fuera con ella.
Un día, todavía no sé por qué, me decidí y fui y estuve un buen rato escuchando las historias de mis compañeras, yo estaba callada y pensaba (jamás voy a poder contar nada delante de estas personas desconocidas) pero cuando tan solo quedaban veinte minutos para que acabara aquella experiencia nueva, sin querer comencé hablar y por dentro decía “no, no cuentes tus cosas”. Pero era inevitable. Comencé a sentirme cómoda y a soltar todo y no pasaron cinco minutos que ya estaba llorando como hacía años no lo hacía y mira por donde, delante de aquellas personas desconocidas. Me bastó aquella mañana para darme cuenta que mi hijo no era el problema si no yo.
Estuve una semana  entera llorando creo que estaba haciendo catarsis.
A la siguiente vez que nos juntamos comenté lo que me había ocurrido y todas me comprendieron.
Entonces entendí por qué mi hijo tenía esos comportamientos, la que estaba etiquetándolo era yo, que mi hijo tiene tan solo, casi cuatro años, y que es un niño y que lo único que debo hacer es escucharlo porque además de ser un niño es una persona y las personas educadas escuchamos e intentamos entender.
Acudir a la escuela de familia para mí fue en antes y un después en la educación de mi hijo y sé que todavía queda mucho que solucionar pero de no haber sido por la ayuda que en su momento me negué y luego acepté hoy seguiría desquiciada pensando que la culpa de todo la tenía mi niño!!!

J. y A. 

Me resulta difícil expresar todo lo que me hace sentir el ir a la escuela de familia, el haberte conocido al igual que a las chicas del grupo. El ir al despachito y sentirme acogida, animada, escuchada, allí juntas hemos llorado, reído, sentido...  El poder ayudarnos y apoyarnos  mutuamente es un punto a destacar.

Es para mí una gran ayuda a la hora de estar, educar y acompañar a mis hijos (Lucía y Camilo), me ha ayuda a educarlos de tú a tú y no desde la imposición y mandato, a verlos como niños, a disfrutarlos, a conocerme a mí misma, a pensar que yo sí que puedo, que soy capaz,  a controlar mis impulsos. La escuela de familia para mi es alegría, desahogo, amistad, una fuente de consejos. Me ha enseñado que nuestros hijos son nuestra imagen, lo que sentimos, decimos, hacemos, que hay que hablar con ellos, transmitirles nuestra alegría, confianza y seguridad. En la escuela de familia he encontrado un lugar donde transmitir mis sentimientos, he encontrado un gran apoyo y fuerzas para afrontar los momentos difíciles. En fin se puede definir en PROFESIONALIDAD, APOYO, AMISTAD, REFLEXIÓN, y muchas más cosas. Hay que ir para sentirlo. Me ha aportado seguridad, nuevas formas de educar y de hablar a mis hijos, afrontar las cosas desde otras perspectivas para que los niños lo entiendan, se sientan bien y seguros. Gracias por todo Yolanda, gracias a todo el grupo.

Habría que añadir, que la metodología utilizada en el grupo es dinámica, alegre, fácil de seguir y novedosa.

Jajaja si me pongo no pararía, bueno la verdad que yo estoy encantada de participar contigo en la escuela de familia, que lo recomiendo a todos los padres y madres y que estoy encantada de haberte conocido y de ser tu AMIGA.
L., C., L. y C.



2 comentarios:

  1. Hoy hemos empezado una nueva etapa juntas, un nuevo reto cargadas de alegría y con mucha ilusión os animo papis y mamis a formar parte de este gran proyecto.
    Laura

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