Vamos a introducir
un concepto que desde Escuela de Familia creemos que tiene una gran importancia.
Hablaremos del Logro, frente a lo que hemos llamado éxito.
Habitualmente, nos
hemos criado en una educación orientada al éxito. Un éxito basado, a menudo, en
un reconocimiento social, una buena nota, una buena situación económica, una
motivación en definitiva, extrínseca.
Sin embargo, la aparición del logro, como
forma de “medir” el alcance de los objetivos es, para nosotros, clave en los
nuevos modelos de educación. El logro, definido como algo ventajoso o provechoso,
no tiene que ser necesariamente medible ni cuantificable en forma de notas, de
calificación, en forma económica.
Se introduce el reconocimiento y la motivación
intrínseca. El hacer algo con un fin. Es la sustitución del “por qué” por el
“para qué”.
Las motivaciones extrínsecas, los éxitos, no siempre se conseguirán
y no siempre dependerán de nuestros hijos. Sin embargo, el logro, el sentirse
bien aprendiendo, el que el niño vea la oportunidad que le brinda la educación
y que se sienta motivado ante ella, eso siempre va a depender de él mismo.
Nos
atreveríamos a decir, que el éxito es efímero, mientras el logro, es
persistente. Y con esto, conseguiremos que nuestros hijos consigan una capacidad
de automotivación y responsabilidad mucho mayor.