"Papá tiene que haber cosas gratis porque si no, ¿para qué existe la palabra gratis?"
Esto fue lo que me dijo ayer Sofía, con la sensatez que sólo tienen los niños de cinco años. Y me quedé estupefacto porque realmente no supe que responderle.
¿Cómo explicarle a tu hija que la estamos educando en valores que cuesta encontrar? ¿Cómo explicarle que esos valores de cooperación y colaboración, la mayoría de las veces tienen un espíritu interesado? ¿Cómo explicarle a tu hija que realmente lo único gratis es el sol? Y no tardarán mucho en gravarlo con algún impuesto.
Pues no lo sé. Algo se nos ocurrirá, pero desde luego que como padres aceptamos ese reto. Ese desafío de seguir transmitiendo ilusión. De creer en la gente. De la generosidad en lo que haces.
Porque creemos que todo lo que damos, el universo o quien sea lo devuelve multiplicado. Porque creemos que si damos uno recibimos cinco. Y esos cinco...sí son gratis Sofía. Por eso la importancia de sentirnos agradecidos.
Realmente no hay nada gratis (menos el sol), pero, sí que somos afortunados por obtener más de lo que pusimos.
Gracias Sofía por dictarme este post.